JULIO MANUEL PEREYRA: "UN MAESTRO, EN SÍ MISMO, ES UNA ESCUELA"

JULIO MANUEL PEREYRA: "UN MAESTRO, EN SÍ MISMO, ES UNA ESCUELA"

Julio Manuel Pereyra, profesor en Educación Inclusiva, es un docente que ha dedicado su vida a enseñar en contextos complejos, llevando su propuesta educativa a rincones de la Argentina donde la educación formal no se hace presente. En esta entrevista, nos cuenta sobre su inspirador recorrido y la importancia de ver la educación más allá de las aulas tradicionales.

"Hoy estoy en Misiones, pero lo que me lleva a "maestros que inspiran" comenzó en Corrientes, en un basural de Paso de los Libres. Allí vi a niños trabajando, comiendo y viviendo entre la basura, sin acceso a la educación. Fue entonces cuando decidí enseñarles, aunque sea a leer y escribir. Así comenzó mi recorrido de más de 10 años", cuenta Pereyra, quien desde ese momento no ha dejado de luchar por la inclusión educativa.

 

La escuelita ambulante y el proyecto “Caminos de Tiza”, que Julio lidera, recorren parajes y comunidades, llevando educación a niños con discapacidad y a familias en situaciones vulnerables. "Nuestra propuesta de educación comunitaria no se centra en tener grandes edificios, sino en llegar a donde están los chicos. A veces, nuestras aulas son un patio de casa, debajo de un árbol, incluso en los pueblos originarios como el de los Guaraníes en la provincia de Misiones", explica.

 

Enseñar en contextos adversos

Julio narra con pasión los desafíos que enfrenta día a día. "Trabajamos en zonas donde las inundaciones, las sequías y las malas condiciones de las rutas son parte de la realidad. A veces no podemos llegar en camioneta, así que nos movemos en caballo o canoa. Pero donde sea que estemos, lo importante es que los chicos reciban la educación que merecen.”

Además de las barreras geográficas, Pereyra destaca los retos de la interculturalidad. "En Misiones, por ejemplo, trabajo en cuatro lenguas: español, portuñol, lengua de señas y guaraní. Es un aprendizaje continuo para poder comunicarme con los alumnos y sus familias."

Otro de los grandes desafíos que enfrenta es el económico, ya que el proyecto se sostiene con donaciones y el apoyo de padrinos es para los niños. "El combustible es nuestro mayor gasto, porque las distancias son enormes. A veces, nos vemos obligados a viajar a dedo, pero siempre encontramos solidaridad en el camino."

 

Impacto en las comunidades

A pesar de las dificultades, Julio sigue adelante con un objetivo claro: "Nuestro fin es que ningún chico quede fuera del sistema educativo. Nos enfocamos en la prevención de enfermedades, la enseñanza de primeros auxilios, la potabilización del agua y la prevención del abuso infantil. No solo educamos a los chicos, sino que también formamos a las familias, con contenidos útiles para la vida cotidiana y, de hecho, institucionalizarlos a las escuelas, a las aulas satélite o a las anexos para que puedan continuar sus estudios."

Pereyra mide el éxito de su proyecto en función de los cambios concretos que ve en las comunidades. "No nos basamos en lo cuantitativo, nuestro objetivo es siempre el cero. Cero desnutrición, cero trabajo infantil, cero analfabetismo y cero personas sin DNI o CUD. Y hemos logrado reducir enfermedades como la leishmaniasis y la pediculosis, lo que nos muestra que vamos por buen camino."

 

Un maestro que inspira

Julio Pereyra ha sido reconocido internacionalmente por su labor, pero lo que más le importa es que estos reconocimientos traigan recursos para las comunidades. Es importante destacar y visibilizar que estas cosas pasan, existen” dice, a veces exponer la realidad de muchos chicos cuesta al nivel de alguna serie de actitudes del Estado que no son bienvenidas. Recientemente, fui seleccionado entre 2100 docentes para el premio «Docentes que inspiran», lo cual es un gran honor, es la primera vez que en Argentina, al menos me nombran. Pero lo más importante es que esto visibiliza las propuestas pedagógicas que tenemos en Argentina y que pueden replicarse en otras escuelas y cambiar un poco la realidad."

Para Julio, la educación no se trata solo de libros y pizarras, sino de transformar vidas. "Un maestro, en sí mismo, es una escuela. La educación ocurre donde hay aprendizaje, y eso puede ser en un aula o bajo un árbol. Lo importante es que los chicos tengan las herramientas para enfrentar la realidad."

Su historia de vida es un reflejo de su vocación. Julio ha superado diagnósticos difíciles y siempre ha tenido el apoyo incondicional de su familia, especialmente de su madre. "La vida es complicada y uno tiene que agradecer las oportunidades que se le dio. Cuando me preguntan cómo hago para conseguir calzados, les cuento que a veces encuentro a niños que no tienen pies. Mi objetivo es que esos niños también tengan oportunidades."

Julio Manuel Pereyra es, sin duda, un maestro que inspira, no solo a sus alumnos, sino a todos aquellos que creen en el poder transformador de la educación.