11S - CUANDO EL MUNDO SE DETUVO TAMBIÉN EN SAN ROQUE
Hay días que se quedan tatuados en la memoria colectiva de la humanidad. El 11 de septiembre de 2001 es uno de ellos. Desde San Roque, aquel martes soleado y tranquilo, el ruido de lo cotidiano se interrumpió cuando la noticia comenzó a aparecer en los televisores, un avión había impactado contra una de las Torres Gemelas en Nueva York. Minutos después, el segundo choque borró cualquier duda, no era un accidente, era una tragedia que sacudía al mundo entero.
En nuestro pueblo, donde los tiempos corren de otra manera, la incredulidad y el asombro nos dejaron inmóviles frente a las pantallas. Muchos recuerdan exactamente dónde estaban, en la escuela, en el trabajo, en sus casas… hasta las radios locales interrumpieron su programación para dar lugar a las cadenas internacionales. El horror se miraba desde lejos, pero se sentía muy cerca.
Las imágenes de esas torres derrumbándose no solo mostraban la caída de un símbolo, sino también la vulnerabilidad de la humanidad entera. San Roque, pequeño y distante en el mapa, también se estremeció. En las conversaciones de la plaza, en los pasillos de las escuelas, en las sobremesas familiares, todos hablábamos de lo mismo, el mundo había cambiado en cuestión de minutos.
Más allá de las causas y consecuencias políticas, lo que caló hondo en aquel momento fue lo humano, la certeza de que la vida puede quebrarse en un instante y que el dolor no tiene fronteras. Desde aquí, en nuestra tierra tranquila, aprendimos que nada de lo que pasa en el mundo nos es ajeno, que la solidaridad y la empatía también nacen al compartir la tristeza de otros.
Hoy, a más de dos décadas de aquel día, seguimos recordando el 11 de septiembre no solo como una fecha de horror, sino como un llamado a la memoria. San Roque, como tantos pueblos del interior, fue testigo desde la distancia de un acontecimiento que nos enseñó que la historia no siempre se escribe en los grandes centros de poder, también se graba, con profundo silencio, en la mirada asombrada de un pueblo que nunca olvidará cómo ese día el mundo se detuvo.






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