ADICCIONES EN LA ERA DIGITAL: fácil entrar, difícil (no imposible) salir
Lic. DÉBORA BLANCA | Directora de Lazos en juego
Sólo consiste en apretar una teclita de tu teléfono inteligente.
A esta altura de la historia de la humanidad, y luego de una pandemia que nos pidió encerrarnos y temer a todo lo que viniera de afuera, las adicciones vienen siendo distintas. Por ejemplo, no se establecen necesariamente con sustancias. De hecho, éstas tienen mala prensa, a diferencia de toda la prensa y publicidad que ampara y valoriza el mundo de las apuestas, las inversiones, las redes sociales y diversas plataformas, el consumo indiscriminado de ofertas y promociones (ah ¿no necesitabas 2 planchas, 3 sartenes y un cepillo para caniches? No importa ¡era un ofertón imperdible!).
Cuando la Matrix empuja y empuja al consumo y dependencia de quitapenas, y en paralelo el mundo nos llena de penas despertadas por realidades distópicas, es esperable que la salud mental de las personas se haga añicos.
Resulta fácil entrar en esos mundos paralelos, facilísimo. Sólo consiste en apretar una teclita de tu teléfono inteligente, luego otra, y ya estás entre caramelitos de colores, no sea cosa que se te ocurra cuestionar al mundo actual.
¿Cómo se sale? Con los otros, con los vínculos, con un tratamiento especializado, con el deseo de estar despierto, aunque duela, con un compromiso ético con la vida, con lo más vital de ella.
Frente a estas adicciones del siglo 21: ludopatía digital, compras compulsivas, dependencia del teléfono, redes, juegos, trabajo, etc., los tratamientos tienen una complejidad extra si los comparamos con aquellos concernientes al consumo de sustancias: la buena prensa del sistema.
La accesibilidad, la inmediatez, el imperativo de tener mucha plata en cuestión de horas (no importa para qué), de ser famosos, de tener muchos "me gusta" (que no es lo mismo que tener amor), la impulsividad irrefrenable, la necesidad de dopamina con su consecuente sensación de abstinencia, todo esto surge en los tratamientos actuales en el campo de la salud mental.
Despertemos, debatamos, pensemos, lloremos, riamos, salgamos a la calle y miremos a las personas. Escuchemos música, leamos libros, llenemos nuestros pulmones de ficción, desintoxicándolos de redes sociales.
Imaginemos, aburrámonos un poco, demos lugar a la angustia si está pidiendo pista. Ayudemos al que lo necesita sin condenarlo porque "algo habrá hecho mal".
¿Jugamos a que hacemos un mundo más lindo? ¡Dale!
Youtube Débora Blanca






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