2 DE ABRIL | LAS FOTOS DE MALVINAS... PAISAJES DE LA GUERRA.
No venían acompañadas de explicaciones, pero en cada una de ellas latía un peso imposible de ignorar.
Las imágenes llegaron sin previo aviso. El celular vibró y, al abrir los mensajes, se encontró con un puñado de fotos que decían más que cualquier palabra. No venían acompañadas de explicaciones ni largos relatos. Solo las fotos. Pero en cada una de ellas latía un peso imposible de ignorar.
Él, el veterano, había vuelto a Malvinas después de tantos años. Había pisado nuevamente esa tierra fría y dura, donde un día quedó atrapada su juventud. Y, en lugar de retratarse a sí mismo, en lugar de posar con una sonrisa forzada para la posteridad, decidió capturar los silencios de la guerra.

Mandó imágenes del cementerio, donde las cruces blancas se alinean con la solemnidad de un ejército que nunca volvió a casa. Mandó fotos de vestigios de combate: hierros retorcidos, trincheras desmoronadas, casquillos de bala que el viento aún se niega a enterrar del todo. Fotografió el horizonte gris, los montes testigos de la lucha, los suelos donde la historia quedó marcada con sangre y sacrificio.

En muy pocas fotos aparece él. Apenas una sombra en el paisaje, un reflejo difuso en el vidrio de un monumento, una figura que parece evitar protagonismo. Como si no quisiera ser el centro de su propia historia. Como si entendiera que su viaje no era solo suyo, sino de aquellos que no tuvieron la oportunidad de volver.

Y entonces, el mensaje no es difícil de comprender. Él no fue a Malvinas a buscar reconocimiento ni a alimentar nostalgias. Fue a honrar. Fue a mirar con los mismos ojos de aquel joven soldado que una vez fue y a dejar grabado en imágenes lo que las palabras no alcanzan a decir.

Porque Malvinas no se olvida. No es solo una fecha en el calendario, no es solo un reclamo. Es una herida abierta en el alma de quienes estuvieron allí, de quienes dejaron parte de su vida en aquellas islas. Es un eco que atraviesa generaciones y nos recuerda, cada 2 de abril, que hay historias que el tiempo jamás podrá borrar.
Y ahora esas fotos están en el teléfono, pero en realidad están en el corazón. Son un testimonio silencioso, un legado que él quiso dejar. Y, como él, entendemos que el verdadero homenaje no es mirarnos a nosotros mismos, sino recordar a quienes dieron todo por un pedazo de suelo patrio.

Malvinas, en cada imagen, en cada nombre, en cada memoria. Ayer, hoy y siempre.
Las imágenes corresponden al Soldado Conscripto (1962) Plácido Hermosí - Compañía de Sanidad 3, enviadas a su amigo por WhatsApp durante su regreso a las Islas Malvinas a 36 años de la Guerra en el Antártico Sur en 2018, quien decidió permanecer en anonimato.






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